Fortaleza Mental

Seguro que en alguna ocasión has dudado de tus capacidades, te has sentido algo inseguro o los nervios te han traicionado y no te han dejado mostrar todo el talento que llevas dentro y lo mucho que has entrenado.

Dominar la mente y las emociones es lo que diferencia a los ganadores de los que se quedan a medio camino. ¿De qué sirve tanto trabajo en los entrenamientos si tu cabeza te juega una mala pasada? Todos los deportistas hemos experimentado alguna vez que la fortaleza mental es un as en la manga que permite derrotar a tus rivales. ¿Cuáles son las principales características que convierten a un deportista en un verdadero campeón?

  • Lo primero y fundamental: un verdadero campeón es consciente de sus pensamientos. Si queremos buscar aquellos que suman y alejar todos los pensamientos negativos, el primer paso es darnos cuenta de qué pasa por nuestra cabeza: “¿Y si fallo? Seguro que no podré hacerlo… No debí cometer ese error… ¡Serás torpe!”. Si no sabemos cómo nos juega una mala pasada nuestra cabeza traicionera, no podremos combatirla.
  • Un deportista que llega lejos sabe que no se puede medir exclusivamente por los resultados, sino que debe hacerlo por su rendimiento. En el resultado influye el rival, el árbitro… ¡incluso el tiempo!, pero en tu ejecución deportiva, solo mandas tú.
  • Es capaz de aceptar el fracaso como parte de la competición, no como algo que lo determina y califica como deportista, por lo que es capaz de levantarse tras la derrota con más ánimos que nunca.
  • Controla sus emociones y no se deja llevar por ellas: ni la furia por la injusticia de un error arbitral, ni el miedo por competir, ni la tristeza por el fallo son emociones permitidas. Y si se sienten, se gestionan. Dejarse levar por ellas es el camino fácil.
  • Sabe comunicarse de forma asertiva con sus entrenadores o compañeros. Parte de la mejora en el rendimiento supone saber escuchar, aceptar las críticas y buscar soluciones juntos. Siempre hacia delante.
  • Cree firmemente en sus posibilidades. Confía en el trabajo realizado. Acepta la posibilidad de fallar, pero no se deja llevar por ese miedo. El deportista campeón sabe que si una vez fue capaz de realizar algo, por ejemplo, en los entrenamientos, tiene el potencial de volver hacerlo en la competición. Piensa más en términos “¿y por qué no me va salir de nuevo?” en vez de “¿y si no soy capaz de repetirlo?”.
  • Está concentrado, atento a toda la información que necesita para competir, sabiendo dejar de lado público, gritos o intentos de los rivales de sacarles del juego.
  • Es responsable, sabiendo que su motivación depende de él mismo y no echa balones fuera esperando que sean otros lo que le generen un buen ánimo o se hagan cargo de sus errores.

Estas son solo algunas de las fortalezas mentales de un campeón. Lo mejor de todo es que si no se traen desde el nacimiento, como todo, ¡se pueden entrenar!

 
Zoraida Rodríguez Vílchez
@ZoriPsicologa

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