¿Deben elegir los niños su deporte?
Los padres queremos lo mejor para nuestros hijos, y a la hora de elegir su deporte, intentamos ofrecerle aquel que, basados en nuestras propias experiencias, creemos que mayor bienestar le va a reportar. Cuando nosotros hemos practicado un deporte concreto solemos intentar que nuestro hijo se apunte a ese mismo. Hasta ahí todo normal, lógico y probablemente la experiencia sea positiva. El problema es que a veces veo muchos padres que toman esta decisión movidos por un intento de que su hijo consiga los resultados a los que ellos no consiguieron llegar. En esos casos, el deporte termina siendo un objeto de discusión entre hijos y padres. El niño se siente presionado por destacar, frustrado cuando no lo consigue y los padres, decepcionados con su hijo.
Otros padres preguntan sin cesar, dejando que el niño vaya cambiando de deporte según le plazca, pudiendo estar en el mismo año en tres o cuatro deportes diferentes. No termina de aprender ni uno ni otro. A veces estos cambios son simplemente un capricho; otras, una huida ante las dificultades. Cuando el joven deportista encuentra que se queda atrás respecto a sus compañeros, no termina de encajar con el entrenador o no se lleva bien con éstos, pide el cambio. De esta forma, le estamos enseñando a nuestro hijo que podemos escapar de los problemas; lección que, sin duda, llevará a su vida diaria también.
Por último, veo otros padres, que obligan al niño a ir al que está más cerca de casa a pesar de la reticencia del niño; o a los que obligan a continuar a su hijo cuando objetivamente lo está pasando mal.
Desde mi opinión, lo ideal, sería que el niño pudiera expresar sus propias preferencias, sin ningún tipo de coerción: “hijo, el baloncesto es muy chulo”, “si quieres ser como papá, tienes que ser el mejor portero del mundo” o “las niñas hacen deportes de niñas, como el ballet o el voleibol”. Independientemente del sexo, el niño o la niña a de elegir aquel deporte que más le llame la atención pero eso sí, debe responsabilizarse en que lo se empieza, se acaba. O al menos, deberíamos comprobar que nuestro hijo lo intenta el tiempo suficiente. Si no, le estamos mandando al niño el mensaje de que el compromiso (con el equipo, el club…) no es importante.
Podemos también tener en cuenta las características del deporte en cuestión y a la vez de nuestro hijo. Por ejemplo, si el niño es muy sociable, lo ideal es permitirle que elija un juego de equipo donde busque socializarse con otros niños. Pero también podemos plantearlo al contrario: si al niño le cuesta relacionarse, fomentar el trabajo en equipo puede ayudarle a vencer su timidez. Ahí os aconsejo que busquéis un deporte, un club… que tenga un buen ambiente, que promueva los valores educativos del niño y que fomente el compañerismo más que la competitividad. Si no, a lo mejor logramos el efecto contrario: que nuestro hijo tenga aún más miedo a relacionarse.
Zoraida Rodríguez Vílchez
www.zoraidarodriguezvilchez.es
@ZoriPsicologa para IDEAL Granada
Contenido supervisado por Zoraida Rodríguez, directora de Zoraida Rodríguez Centro de Psicología.
Zoraida es una psicóloga sanitaria especializada en adultos desde 2005, con experiencia en temas como dependencia emocional, pareja, autoestima, depresión, trastornos de ansiedad y TOC, apoyo a la infertilidad y opositores. Además, cuenta con una acreditación en psicología deportiva y ha trabajado con equipos y deportistas de diferentes disciplinas. Actualmente trabaja en su propia consulta en Granada, involucrada en proyectos interesantes y entregando lo mejor de sí misma para ayudar a sus pacientes a lograr sus metas. Colegiada nº AO05484.