Cóctel de desconfianza
Viértase un buen chorreón de «observa solo tus errores» y deja de lado cada acierto que lleves a cabo (porque ese, sin duda, es sólo producto de la suerte). Incorpora siempre después de cada error un buen chorreón de autocritica de forma constante. Añade una buena cantidad de desvalorización y remueve bien fuerte. Para terminar, no olvides sobrevalorar mucho la opinión de los demás. Y ahora, ¡agita una y otra vez, dale vueltas a todos esos pensamientos y nunca dejes de remover! ¿El punto final? Pon la guinda buscando siempre la perfección, pues nunca nada estará lo suficientemente bien.
Llévalo siempre contigo y verás como amarga tu existencia cada día un poquito más.
¿Porque estos ingredientes?
- Observa solo tus errores y obvia tus aciertos. La persona con falta de confianza tiene una atención selectiva hacia aquello que de alguna manera le confirman su mayor miedo: que se ha equivocado, lo cual significa que no tiene valía. En su frente, tienen una etiqueta que reza bien claro: «incompetente», «inútil», «eres un desastre». Hay veces que nosotros mismos somos los que la hemos fijado bien fuerte a muestra cabeza; otras, han sido los demás los que a base de repetírnosla una y otra vez, han hecho que terminemos por creérnosla. Pero está claro, que nadie quiere ser ese tipo de etiquetas, y tanto miedo tenemos a confirmarlas que paradójicamente nuestra atención se dirige solo a buscar pruebas de la misma.
- Autocríticate: una vez que cometes el error o las cosas no te salen como esperabas, ¡aquí viene tu amiga la critica!: «¿cómo has sido tan tonto de caer en esto?», » deberías haberlo hecho mejor», «Dios, ¡qué vergüenza!, ¿qué pensaran los demás de ti?».
- Desvalorízate: si por casualidad, se te ocurre hacer algo a derechas, ¡vayas a darte una palmada en la espalda! ¡No, no, no! ¡De eso nada!: Era tu deber, tu obligación… Es lo que se espera de ti y no tiene valía ninguna el esfuerzo que le has tenido que poner.
- Sobrevalora la opinión de los demás: por si no tenemos suficiente metralla para este coctel explosivo, procura darle mucho, pero que mucho, valor a la opinión de los demás. Cada palabra que emitan por su boca… ¡Pura cátedra! Ellos tienen razón si opinan que lo has hecho mal; la opción que sea cuestión de gustos, no tiene cabida.
- Vive en continua perfección: porque tendrás que compensar todo lo que haces mal, ¿no? Exígete cada día más. Y si aprendes, avanzas y creces, recuerda: es tu deber. Ahora toca seguir haciéndolo aún más perfecto, hasta el infinito y mas allá.
- Rumia, rumia mucho: no pares de vueltas a todo esto, no te des un respiro, vayamos a que empieces a sentirte algo bien.
Dicen que para la resaca hay remedios caseros o complejos vitamínicos que te ayudan con ella. Yo contra este cóctel de desconfianza tengo algunas recetas para empezar a quererte un poquito más. ¿Te animas a probar un sorbito?
Contenido supervisado por Zoraida Rodríguez, directora de Zoraida Rodríguez Centro de Psicología.
Zoraida es una psicóloga sanitaria especializada en adultos desde 2005, con experiencia en temas como dependencia emocional, pareja, autoestima, depresión, trastornos de ansiedad y TOC, apoyo a la infertilidad y opositores. Además, cuenta con una acreditación en psicología deportiva y ha trabajado con equipos y deportistas de diferentes disciplinas. Actualmente trabaja en su propia consulta en Granada, involucrada en proyectos interesantes y entregando lo mejor de sí misma para ayudar a sus pacientes a lograr sus metas. Colegiada nº AO05484.