Bullying: ¿Cómo identificamos las señales?
El bullying o acoso escolar es toda forma de maltrato físico, verbal o psicológico que realiza un estudiante contra otro de manera reiterada a lo largo del tiempo. Es una acción negativa, que se produce de manera intencionada y que causa daño en la persona recibe este maltrato. Es un fenómeno cada vez más frecuente, de hecho, la asociación Bullying Sin Fronteras coloca a España en el top 7 de los 30 países con más casos de bullying.
Cómo detectar un caso de bullying
Es normal que ante cualquier sospecha, debido a la gravedad que puede alcanzar el acoso escolar, nos alarmemos. Existen diferentes señales que pueden ponernos en alerta. Las 3 claves para distinguir un caso de bullying de otro tipo de conflicto escolar son las siguientes:
- Intencionalidad. El agresor quiere hacer daño y es consciente de que la conducta que lleva a cabo produce sufrimiento en la víctima.
- Repetición. Los comportamientos de agresión y acoso se repiten en el tiempo.
- Desequilibrio. Existe una diferencia de poder entre el acosador y la víctima. La superioridad física y/o psicológica del agresor provoca un sentimiento de indefensión en la parte que recibe el acoso que la bloquea e impide que se defienda.
Además de estas claves, existen otras señales a tener en cuenta que, junto con los tipos de bullying que aparecen a continuación, serán de ayuda para detectar si nuestros hijos están siendo víctimas de acoso escolar.
Tipos de bullying
El acoso escolar puede presentarse de distintas formas y en distintos grados.
Agresiones físicas que dañan y atemorizan a la víctima de forma directa a través de golpes, lesiones con objetos, etc., o indirectas como pueden ser robos o destrozo de sus pertenencias. Es el más visible y suele producirse en presencia de otras personas, que incitan al agresor a actuar contra la víctima.
Agresiones verbales con el objetivo de humillar en público y disminuir la autoestima de la víctima. Es el más habitual y puede ir desde insultos hasta amenazas, burlas sobre sus rasgos físicos, la condición sexual de la persona, etc. También incluyen las difamaciones o la creación de rumores falsos en torno a la persona.
Exclusión social. Marginar a la víctima impidiéndole que participe en el grupo o que se comunique con ellos. A veces es difícil detectar porque se da forma sutil, como no querer hacer grupos de trabajo con un compañero/a de clase, no incluirle en juegos y actividades…
Ciberbullying o ciberacoso es una variante del acoso escolar que se produce a través de las nuevas tecnologías (plataformas virtuales, mensajes de texto, chats, redes sociales…). Principalmente, se produce a través de la difusión de contenidos difamatorios, que menosprecian a la víctima y la excluyen socialmente. Presenta unas características particulares como la viralidad de los contenidos y la permanencia de estos en la red, así como la sensación de anonimato tras la que se ocultan los/as agresores/as, dándoles una falsa sensación de impunidad.
Bullying carnal. Posiblemente, es el más complicado de analizar, pues muchas personas se niegan a aceptar que haya niños y niñas que realicen este tipo de conductas. Esta clase de acoso se caracteriza por comentarios machistas u obscenos, por tocar a la víctima en lugares íntimos o presionar a esta para que haga algo que no quiere.
Señales de bullying
Estas son algunas de las señales más frecuentes, no tienen por qué aparecer todas y tenemos que entender que, al ser algo que pueden tratar de ocultarnos debido a la vergüenza o la culpa, en algunos casos puede ser difícil interpretar las señales.
- Somatizaciones, es decir, síntomas físicos como dolores de barriga, de cabeza, vómitos, cansancio, etc., sin haber una causa aparente para ellos. Suelen ser frecuentes por la mañana, antes de ir al colegio, y cuando están en el colegio.
- Cambio de hábitos con relación al colegio. Pone excusas para no ir al colegio o se niega directamente. Puede saltarse las clases o sobre reaccionar cuando le decimos que no puede quedarse en casa. También puede exigir que le acompañen al colegio sin explicación aparente, cambia de ruta para ir y venir del colegio o evita el transporte escolar. Con respecto a las tareas escolares, puede mostrar una bajada en el rendimiento académico.
- Deja de participar en actividades con amigos o evita estar en situaciones lejos de los adultos.
- Cambios en el carácter. Presenta un estado de ánimo deprimido, manifestando tristeza, apatía, indiferencia, está poco comunicativo, se muestra pesimista, llora con facilidad, se aísla de los demás, está más irritable… pueden aparecer cambios bruscos en su estado de ánimo, pasando de estar triste o apático a mostrarse irascible.
- Muestra síntomas de ansiedad como nerviosismo, angustia, estrés, problemas de sueño, ataques de ansiedad, miedo a quedarse solo/a…
- Observamos comentarios sobre sí mismo/a que denotan una falta de confianza o baja autoestima como “no sé hacer nada”, “soy un/a inútil”, etc.
- A menudo vuelve a casa con el material escolar o la ropa rotos o perdidos. Tiene moratones, heridas o cortes inexplicables.
- Empieza a amenazar o a agredir a otros niños/as o hermanos/as menores.
- Recibe llamadas telefónicas extrañas, ante las que se pone muy nervioso/a y trata de ocultarlas. Podemos notar cambios de humor después de estas llamadas o después de ver algún mensaje.
- Rehúsa a decir por qué se siente mal e insiste en que no pasa nada. Da excusas para justificar todo lo anterior o mienten.
A dónde acudir en caso de bullying
Si vuestros hijos/as os comunican que están siendo objeto de bullying en el colegio o detectamos señales como las anteriores, el primer paso será trasmitirles que no están haciendo nada malo y que no tienen la culpa, haciéndoles ver que estamos para apoyarles, para protegerles. Estableced una dinámica de comunicación y confianza que os permita recoger información suficiente para dar el siguiente paso, valorar si vuestro hijo/a necesita asistencia psicológica e informar al colegio.
Con respecto al centro educativo, es importante mantener una actitud conciliadora, primero informando al tutor/a, o a la directiva del centro, transmitiéndoles el problema y colaborando para investigar lo ocurrido. Es normal que se necesite un margen de tiempo para que el centro active los protocolos de actuación pertinentes, por lo que mientras, desde casa podemos buscar apoyo psicológico para trabajar las dificultades y que comiencen a desarrollarse habilidades de afrontamiento.
Si el centro no responde de manera adecuada y el problema persiste, podemos acudir a inspección educativa y, como última opción, denunciar ante las autoridades, si ninguna de las medidas anteriores diese frutos.
Con respecto al ciberbullying, es importante saber que, aunque el acoso se traslade fuera de las aulas, el colegio también debe tomar medidas ante estos casos, ya que se trata de sus alumnos y alumnas.
Ana Soria
Psicóloga de Zoraida Rodríguez Centro de Psicología
Contenido supervisado por Zoraida Rodríguez, directora de Zoraida Rodríguez Centro de Psicología.
Zoraida es una psicóloga sanitaria especializada en adultos desde 2005, con experiencia en temas como dependencia emocional, pareja, autoestima, depresión, trastornos de ansiedad y TOC, apoyo a la infertilidad y opositores. Además, cuenta con una acreditación en psicología deportiva y ha trabajado con equipos y deportistas de diferentes disciplinas. Actualmente trabaja en su propia consulta en Granada, involucrada en proyectos interesantes y entregando lo mejor de sí misma para ayudar a sus pacientes a lograr sus metas. Colegiada nº AO05484.