¿Por qué mienten las personas?
Empezamos a mentir a los 5 años, cuando nuestro cerebro está preparado para distinguir realidad de fantasía y se hace consciente de que puede utilizar esa mentira con algún fin.
Nuestros hijos empiezan “mintiendo” jugando (“Mamá, vamos a hacer que tú eres la seño y yo la alumna”), puesto que la definición de la mentira es, según la RAE: “expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se piensa o se siente”. Pero llega un punto en que descubrimos que la mentira nos puede ser de mayor utilidad.
¿Para qué sirven las mentiras? Podemos clasificar las mentiras en dos grupos: unas con fines más positivos que otras.
¿Qué tipos de mentiras existen?
Mentiras piadosas o por razones positivas:
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No hacer daño a una persona: esto ocurre cuando tu chico te pregunta “Cariño, cómo me sienta este jersey que me ha costado tan caro” y tú contestas, a pesar de verlo horrendo “A ti todo te sienta bien”.
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Para evitar conflictos entre personas que quieres. Por ejemplo, cuando ocultas a Carolina que María comentó a la salida del gimnasio que esta ha cogido algunos kilos.
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Por halagar a alguien: “¡Ay, vecina, te veo muy guapa!”.
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Para tener cierta privacidad. Nos ocurre cada día cuando nos preguntan “¿Cómo estás?” y siempre contestamos que bien independientemente de cómo estemos con la pareja, la familia o en el trabajo.
Mentiras por razones negativas:
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Para no asumir responsabilidades: “Cariño, le has dado un roce al coche esta mañana”, “Uy, me han debido dar”.
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Para evitar sentir vergüenza: Un ejemplo claro es cuando cometemos un despiste y nos avergüenza admitir el error, pero no hay consecuencias graves: “¿Me trajiste el libro que me ibas a prestar?”, te pregunta tu amigo por tercera vez. Y tú contestas: “¡Ay, me lo he dejado preparado justo en la entrada de casa!” (cuando otra vez más ni te has acordado de cogerlo de la estantería).
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Para no enfrentase a un problema propio: las personas solemos tener miedo de las situaciones conflictivas y a veces mentimos como una forma de evitar entrar en ese conflicto. La persona que no quiere admitir que sabía que su propia pareja le estaba engañando porque no se atrevía a sentarlo y hablar con él o ella, a iniciar un proceso de separación…
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Para no ayudar a otra persona o involucrarse en su problema: e igual nos ocurre con los demás. Estas situaciones llegan incluso a ocultar casos muy fuertes. Por ejemplo, los vecinos que niegan oír las discusiones de sus otros vecinos por no meterse en un posible caso de violencia de género y tener que denunciar.
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Para compensar un sentimiento de inferioridad o complejo o una frustración afectiva: ahí entra quien se inventa logros no conseguidos en la realidad o cuenta a sus amigos todas las chicas/os que se ha ligado para parecer mejor.
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Para obtener beneficios: recuerdo un caso de un chico que empezó mintiendo a sus padres a cerca de que había acabado la carrera (para evitar el castigo) pero empezó a utilizar su mentira para sacar provecho como obtener un trabajo mejor, el reconocimiento de los demás, etc.
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Para culpa o dañar a otra persona: para mí, esta es uno de los peores motivos, pues no lo haces por evitar un daño hacia ti mismo, sino para infligirlo intencionadamente a otra persona.
Si estás leyendo este artículo, seguramente es que estás siendo víctima de alguien quién miente o tú mismo te estás viendo inmerso en un círculo de mentiras en el que te has metido. Has de saber que la mitomanía, o esta tendencia a mentir, no es un trastorno psicológico como tal. Se considera un síntoma asociado a algún trastorno de personalidad como la personalidad histriónica, sociópata, narcisista o límite.
Para mí, la clave para preocuparse es si el mitómano ha empezado a creerse ya la mentira o es consciente de que está mintiendo, pues en el caso de creérsela, la espiral de mentira solo irá en aumento y traerá cada vez peores consecuencias.
Zoraida Rodríguez Vílchez
www.zoraidarodriguezvilchez.es
Contenido supervisado por Zoraida Rodríguez, directora de Zoraida Rodríguez Centro de Psicología.
Zoraida es una psicóloga sanitaria especializada en adultos desde 2005, con experiencia en temas como dependencia emocional, pareja, autoestima, depresión, trastornos de ansiedad y TOC, apoyo a la infertilidad y opositores. Además, cuenta con una acreditación en psicología deportiva y ha trabajado con equipos y deportistas de diferentes disciplinas. Actualmente trabaja en su propia consulta en Granada, involucrada en proyectos interesantes y entregando lo mejor de sí misma para ayudar a sus pacientes a lograr sus metas. Colegiada nº AO05484.