Tipos de apego y repercusiones
El tipo de apego que establecemos con nuestros hijos puede ser relevante y decisivo para el resto de la vida del niño.
Pero, ¿qué es el apego?
El apego deriva de la interacción que se produce entre los padres y el hijo y la capacidad de esta relación de proporcionar, o no, seguridad, cercanía, protección y confianza que emerge entre los 6 y 18 meses de vida del niño. El apego es algo estable que se mantiene durante toda la vida, por ello es importante las estrategias que empleamos durante el primer año y medio de vida del bebé. Es la madre (o la persona cuidadora principal desde el nacimiento), la figura principal de apego normalmente, ya que es la que más tiempo pasa con el bebé los primeros meses de vida.
El objetivo máximo del apego sería proporcionar sensación de seguridad. De este modo, el niño puede explorar y dominar su entorno con calma y confianza cuando no haya amenazas, pero si las hubiera, saber que puede buscar a su cuidador y que él le proporcionará la seguridad necesaria en ese momento. Las experiencias que el niño tiene con sus cuidadores principales tienen conexión con como el niño va a formar sus esquemas y creencias regirán la manera en la que se perciba a sí mismo y al mundo que le rodea a lo largo de su vida.
Dentro del sistema del apego y de las respuestas que los cuidadores dan al niño, se pueden diferenciar 4 tipos de apego:
- Apego seguro: En este estilo de apego, los niños se sienten seguros y protegidos con sus cuidadores cuando están angustiados. Saben que sus padres estarán disponibles y serán sensibles a sus necesidades. Un 65% de los niños con este estilo de apego no presentarán problemas psicológicos en su ciclo vital. Los niños con este estilo de apego a lo largo de su vida, tendrán una autoestima alta, autoconfianza, competencia social, una buena regulación de emociones, control de los impulsos, autonomía, capacidad de pedir ayuda, empatía, etc.
- Apego inseguro-evitativo: Es en este estilo cuando el niño no tiene confianza en la disponibilidad de los cuidadores cuando los necesita, mostrando poca ansiedad en la separación y desinterés cuando se reencuentra con los padres. Incluso si los cuidadores buscan el contacto con el niño, él lo rechaza. Los cuidadores dan los cuidados básicos al bebé, pero ante las emociones del hijo, las rechaza y desatiende. Estos niños experimentarán dificultades emocionales, ya que asociarán no expresar emociones para estar más cerca de su cuidador. Los niños con este estilo de apego a lo largo de su vida, tendrán dificultades para identificar y expresar emociones propias y ajenas, no sabrán diferenciar que quieren, sienten o quienes son realmente, buscarán tener el control e incapacidad para demandar afecto.
- Apego inseguro-ansioso: El niño muestra ansiedad cuando se separa de sus padres, pero no se tranquiliza al reunirse con ellos, lloran mucho y es difícil calmarlos. En este estilo de apego, los padres solo están física y emocionalmente disponibles en ciertas ocasiones, lo que provoca que el niño esté hipervigilante y necesite estar cerca de las figuras de apego, ya que no sabe si estarán disponibles o desaparecerán. Los niños con este estilo de apego a lo largo de su vida, experimentarán dependencia emocional, exageración de necesidades (para que los demás los atiendan), incapacidad de autocalmarse, buscarán continuamente la aprobación externa, baja autoestima, tendencia a establecer relaciones con personas tóxicas, etc.
- Apego desorganizado: Este estilo sería una mezcla entre el evitativo y el ansioso. Viene determinado por unos padres con conductas inseguras o negligentes con el niño. El niño puede presentar comportamientos inadecuados y contradictorios por no confiar incluso temer a su cuidador. Estos niños tienden a las reacciones impulsivas y a la mala gestión de sus emociones. Está asociado a trastornos mentales graves y crónicos. Los niños con este estilo de apego a lo largo de su vida, tendrán más probabilidad de desarrollar trastorno de identidad disociativa, visión del mundo como peligroso, rápida irritabilidad, estrés postraumático, ansiedad, enuresis, conductas agresivas especialmente en la adolescencia, etc.
Consejos para fomentar un apego seguro:
- Atiende a tu bebé cuando lo necesite, cálmalo y hazlo siempre desde la más posible calma.
- Ofrécele mucho cariño, contacto físico y refuerzos verbales.
- No seas sobreprotector, dale tiempo y espacio para que explore el mundo.
- Cuando ocurran separaciones de tu bebé, no le mientas al irte, y a la vuelta recíbelo con afecto, muéstrate sensible a su miedo a tu ausencia y empatiza con él: “cariño yo también te he echado de menos y tenía muchas ganas de verte”.
- Acéptalo tal y como es.
- Pasa tiempo de calidad con él.
- Trata de averiguar de manera eficaz sus necesidades para responder a ellas.
- Ayúdale a ponerle palabras a lo que siente, necesita, piensa o hace, al igual que pongas palabras a tus emociones para que el niño las reconozca y normalice.
- Establecer normas y límites adecuados y consistentes para que ante, por ejemplo, una rabieta, la respuesta por parte de los padres siempre sea similar.
Estos consejos no significan que el niño vaya a establecer 100% un apego seguro con sus padres, pero la probabilidad es más alta. Son actos del día a día, donde el niño vea a sus padres como figura de seguridad, protección, con las menores inconsistencias posibles y que les proporcionan de afecto, aceptación y que así se sientan seguros y libres para explorar el mundo. Las características del cuidado materno de este estilo de apego son por ejemplo disponibilidad, receptividad, calidez y conexión.
Un niño con estilo de apego seguro mantendrá relaciones de calidad a lo largo de su vida, tendrá menor número de problemas psicológicos, tendrá una mejor gestión de sus emociones, una buena autoestima y en definitiva sensación de seguridad que le permitirá explorar el mundo a lo largo de su vida de una manera eficiente.
Andrea López Caballero
Contenido supervisado por Zoraida Rodríguez, directora de Zoraida Rodríguez Centro de Psicología.
Zoraida es una psicóloga sanitaria especializada en adultos desde 2005, con experiencia en temas como dependencia emocional, pareja, autoestima, depresión, trastornos de ansiedad y TOC, apoyo a la infertilidad y opositores. Además, cuenta con una acreditación en psicología deportiva y ha trabajado con equipos y deportistas de diferentes disciplinas. Actualmente trabaja en su propia consulta en Granada, involucrada en proyectos interesantes y entregando lo mejor de sí misma para ayudar a sus pacientes a lograr sus metas. Colegiada nº AO05484.
Post relacionados
La fórmula del éxito: talento, técnica, físico y... psicología deportiva.