El síndrome del cuidador
En la actualidad, encontramos que España es uno de los países con mayor población de edad avanzada de Europa. En la mayoría de los casos, el envejecimiento supone requerir de una serie de apoyos en algunas de las actividades de la vida diaria, entre otras. Aparte de la edad, hay otros muchos factores que pueden influir a estar en una situación de dependencia o en la necesidad de cuidados de otros, como la salud psicológica, la salud física, o algún tipo de discapacidad.
Cuando hablamos de cuidadores, podemos diferenciar entre cuidadores profesionales –aquellos que tienen competencias y formación para su desempeño-, y los cuidadores informales, quienes no tienen esa formación y suelen ser personas cercanas o familiares de aquella a quien van a asistir. Pese a que el cuidador informal tendrá más probabilidad de percibir los cuidados como una sobrecarga, debido a la conciliación con otras ocupaciones, trabajo, o más de una persona dependiente a su cargo, ambos perfiles pueden desarrollar lo que conocemos como el “síndrome del cuidador”.
El trabajo que supone cuidar y atender a otra persona en una situación de dependencia provoca cambios en la vida del cuidador, en el ámbito familiar, la situación económica, su tiempo libre, estado de ánimo y salud.
Diversidad de estudios relatan que la sobrecarga del cuidador puede generar:
- Problemas físicos: pérdida de energía, fatiga y cansancio crónico, cambios en la alimentación y apetito, sensación de empeoramiento general de salud.
- Problemas emocionales: irritabilidad, mal humor, sentimientos de culpabilidad, tristeza o frustración, labilidad emocional, aspectos derivados de la anticipación de un posible duelo.
- Síntomas sociales: Falta de interés por actividades que antes disfrutaba, aislamiento social y familiar (al ir abandonando los contactos sociales debido al poco tiempo del que disponen), despersonalización de la persona que cuidan y generación de sentimientos negativos hacia ella…
A su vez, el no admitir que estos cambios y problemas están apareciendo, el no ser capaces de delegar cuidados en otros y tener una responsabilidad muy marcada, puede aumentar los síntomas indicados. Especialmente se suelen agravar con el consumo de sustancias para poder seguir el ritmo, trastornos alimentarios o de ansiedad. El ánimo cada vez se ve más deprimido y aumentan su falta de interés e inapetencia de relacionarse socialmente y de hacer actividades placenteras –dejando atrás incluso nuestras necesidades básicas y autocuidado-.
Es realmente complicado darse cuenta de que se ha llegado a este punto y que la situación se escapa de nuestro control. Es por ello por lo que si crees que estás en un escenario similar no dudes en buscar ayuda para que te puedan dar apoyo y reducir esa sobrecarga. Es hora de dejarte cuidar.
Jessica Morillas Hyde
Psicóloga de Zoraida Rodríguez Centro de Psicología
Contenido supervisado por Zoraida Rodríguez, directora de Zoraida Rodríguez Centro de Psicología.
Zoraida es una psicóloga sanitaria especializada en adultos desde 2005, con experiencia en temas como dependencia emocional, pareja, autoestima, depresión, trastornos de ansiedad y TOC, apoyo a la infertilidad y opositores. Además, cuenta con una acreditación en psicología deportiva y ha trabajado con equipos y deportistas de diferentes disciplinas. Actualmente trabaja en su propia consulta en Granada, involucrada en proyectos interesantes y entregando lo mejor de sí misma para ayudar a sus pacientes a lograr sus metas. Colegiada nº AO05484.